"No solo los perros lamen"
Ahora lo puedo contar porque tengo diecisiete años, y cuando esto ocurrió solo tenía siete.
Mis padres se habían ido y yo me fui a hacerme algo para comer, prendí la tele y al cambiar de canal justo escuché en el noticiero que se había escapado un loco, en ese momento justo, mis papás me llamaron y me dijeron que cerrara bien la puerta de la casa con llave y las ventanas las travara.
Yo me olvidé y me fuí a dormir, al acostarme sumamente dormido dejé la mano colgada al costado del colchón para que el perro me la lamiera, así es como me quedé tranquilo.
Al día siguiente fuí al baño a lavarme los dientes y ví escrito con sangre en el espejo
"No solo los perros lamen"
Autores: Agustín, Lucas, Antonella y Ariadna.